Tengen Toppa Gurren Lagann es mejor que Kill la Kill por una cuestión temática

Nada de darle vueltas al asunto, va de una. Sin fierro.

Hay malos malotes que quieren hacer cosas malas malotas. Nuestros protagonistas son los grandes héroes destinados a salvar al mundo. Pelean con robots gigantes, usando su espíritu de lucha para derrotar a villanos cada vez más poderosos. El personaje principal, Simon, es un nene cagón de mierda que eventualmente se convierte en santo jesús, salvador de la raza humana. Y explosiones, tu no puedes vencerme, masaka, haiai, bla bla bla. Ultimo gran respiro de la edad dorada de estudio Gainax, Gurren Lagann es una especie de milagro. ¿Cómo puede ser que una serie tan estúpida, tan repetitiva, tan predecible, tan exageradamente infantil, sea tan buena?

Por ahí estoy compensando, o careteando como un campeón. A mí me gusta Gurren Lagann, pero no me siento cómodo asociandome con algo estúpido, repetitivo, predecible, exageradamente infantil, así que la respuesta natural es decirles que me gusta TTGL porque es un caso extraordinario y etcetera etcetera. De esa forma confirmo mi estatus patricio mientras, simultáneamente, puedo hablar sobre algo que me gusta. Pero por otro lado, hay algo muy especial en este dibujito que le permite ser extraordinario aún cuando está haciendo las cosas “mal”.

Entonces, primero lo primero. ¿Por qué es malo Gurren Lagann? (voy a espoilearles tutto)

En términos simples, el plot son como diez repeticiones seguidas del mismo motivo, sin variación significativa, sin mucho progreso. Y el motivo en cuestión en recontra básico:

1. El grupo de héroes(o, por gran parte de la serie, Simon) se cruza con un enemigo todopoderoso.

2. Se enfrentan a él y son derrotados sin paliativos.

3. Piensan que no hay esperanzas, están condenados a desaparecer.

4. ESPIRITU DE LUCHA

5. Ganan.

Esto es algo bastánte típico. Ya saben, la escena adonde el protagonista resuelve su problema emocional y esa resolución es la catarsis que dispara un powerup en la pelea final. Es el ABC de los shonens de pelea, porque combina un arco dramático sobre personajes con la tensión y adrenalina que traen una pelea a la muerte. Pero, por sí sola, aislada, es solamente una estructura que funciona para canalizar tu historia. Si el arco del protagonista es bueno, tu clímax va a andar bárbaro. Caso contrario, queda como un recurso muy bastardizado y pedorro(vease Shirou de UBW en la pelea vs Archer).

Gurren Lagann plantea una historia archiconocida y archigastada. Primero enfocada en el personaje principal, es sobre un pendejito cagón con grandes responsabilidades enfrentando sus miedos. El temita es que Simon, como casi todo el mundo en esta serie, es un personaje 100% cuadrado. Más alla de generar drama artificialmente(presentando a un mentor y luego matándolo) el arco ni siquiera intenta ir más alla del debes superar tus miedos chico.

Sumado a eso, la caracterización de los villanos es patética. Literalmente son un montón de malos malotes que quieren matar humanos y tienen alguna motivación pelotuda relacionada con el orgullo, o la superioridad de su raza. El diseño lo único que hace es contribuir a esta sensación de dibujito de Cartoon Network, porque están caricaturizados y toman forma de tortugas, abejas, demas huevadas. Los robots gigantes también sufren de lo mismo. Es medio difícil tomarse en serio la historia esta de los miedos y queseyo cuando la pantalla te muestra a una banana gigante pegandole al mecha de una tortuga. Pero eso ni siquiera termina de describirlo. El arco de Simon por lo menos está armado con coherencia. Dura unos cuantos capítulos e involucra un ploteo con algo de trabajo. Lo que viene después parece un chiste.

Una vez resuelto el cagaso del personaje principal, la serie sigue, a pesar de no tener ningún punto o idea más para agregar. Si el tema era ponerle el pecho a las balas y ser machote, ya fue suficiente con los primeros 12 capítulos. Pero TTGL está determinado a continuar y progresa escalando en magnitud. Pelean contra super robots, empiezan perdiendo, lo dan vuelta cuando está todo mal, les ganan, y, una vez concluido todo eso, aparece otro robot más grande. REPITEN EL MISMO PATTERN OTRA VEZ y, una vez que le ganaron a algo del tamaño de una montaña, resulta que la puta luna era un robot gigante. La serie hace lo mismo una y otra vez y bueno, es como medio imposible mantener el peso dramatico cuando vos ya sabés de antemano que los protagonistas van a dar vuelta la lucha en dos minutos. Pero además de eso, no hay ninguna resolución que acompañe las luchas: ganan porque pasaron las tres escenas reglamentarias adonde los malos tienen la ventaja.

Hay mucho más para quejarse, pero creo que estos son palos directos al corazón de la serie. Es lo que pensé la primera vez que ví Gurren Lagann y me parece comprensible que la gente le tire mierda al dibujito usando este razonamiento.

El tema es que así no estan entendiendo el punto.

Tengen Toppa Gurren Lagann es una carta de amor a las caricaturas de robots gigantes. Uno de los puntos más fuertes a su favor es que está hecha con una pasión y afecto extraordinarios. Los tipos saben que lo que están haciendo es pedorro, infantil, etc, pero les chupa medio huevo. Eso se transpapela en la pantalla y le da un corazón enorme. La serie es sobre superar tus límites y hacer lo imposible, un mensaje re bobo que está ejecutado de una forma boba, pero la lógica no importa un carajo. Sea estùpido, sea ridìculo, sea lo que sea, los héroes siempre le ponen el pecho a las balas, y lo hacen convencidos de que van a ganar. ROW ROW FIGHT THE POWA es el nombre del show. Es tanta la convicción que tiene la serie que me terminó convenciendo a mí.

Los tipos hacen todo lo que hacen no para salvarse, sino para demostrar que son machotes. En una de las tantas escenas memorables, Simon y Viral llegan al espacio con el robot ya combinado y, antes de salvar el día, dan un largo discurso completamente innecesario sobre el karma, el universo y el espiritu de lucha, gritan combinación del destino, GURREN LAGANNNNNNN, y TODO EXPLOTA, ES INCREÍBLE.

Después de que la fórmula se repita de nuevo y estén a punto de morir, se combinan con un robot más grande. Cada vez que hacen algo así, tiran un discurso increiblemente exagerado adonde están convencidos de su hombría y del destino. Los improvisan, y lo hacen al usínono. Cuestion que terminan de hacer el nuevo robot(al que también le ponen un nombre ridículo) y gritan(porque siempre gritan). Pero eso no es suficiente para lo groso de la transformación, asi que GRITAN DE NUEVO Y LA PANTALLA EMPIEZA A TEMBLAR. Acto seguido meten una piña(que viene con nombre y calificativos incluidos) tan fuerte que ROMPE LA CONTINUIDAD DEL ESPACIO TIEMPO. AAAAAAAAAAAAAA

Por supuesto que es estúpido. Por supuesto que es vacío. Por supuesto que si lo mirás pensando se te atrofia el cerebro. Pero el show tiene una fuerza arrolladora y, si relajas la cabeza un cacho, te lleva puesto por adelante. La clave está en dejarse convencer y disfrutar de lo que es un grupo de gente haciendo lo que adoran. Ahí estaba la fortaleza del viejo estudio Gainax: hacían historias otakus y no tenían un mínimo de verguenza en sus contenidos. No te la careteaban tratando de disimular la fórmula con palabrerío, ni metían contenido oscuro al pedo para parecer maduros. Era realmente un estudio de fanáticos tremendamente talentosos que abrazaba la cultura otaku, a veces para criticarla, otras veces para disfrutarla.

Dicho esto, esta escalada progresiva de magnitud que mete Gurren Lagann a lo largo de toda la serie, pero sobretodo en el segundo arco, adonde todo se vuelve más grande, más exagerado, y más ridículo, funciona porque el nucleo del show es ROW ROW FIGHT THE POWA. El anime se construye y se declara como un dibujito sobre superar tus límites y enfrentarse con valentía y confianza a todo lo que venga. En ese contexto, la progresión de pelear contra edificios->pelear contra montañas->pelear contra la luna->pelear contra un universo encaja perfectamente. Cada nuevo desafío es otra cosa más que sirve para remarcar el punto principal, cada super monstruo que aparece agranda aún más el mensaje de la canción emblema, Libera me from Hell(do the imposible, see the invisible, row row fight da powa y etc etc). Gurren Lagann tiene una identidad construida, y esa identidad funciona a dedo con el armado de la historia. Es a través de esa coherencia, y sumado a la inyección de estilo de Gainax, que el show se las arregla para ser tan especial.

Justamente por eso es que me parece que el otro mega show de Imaishi no funciona tan bien. Kill la Kill, en mi opinión, tiene mejor producción, mejores personajes y más cabeza puesta encima que Gurren Lagann pero su error es que imita la fórmula de TTGL con una identidad completamente distinta.

Ryuuko no es una nena maricona. Su problema no es si pelear o no. Inicialmente, KlK se plantea como una especie de serie sobre el auto control(por eso el coro del tema principal es DONT LOSE YOUR WAY) pero, una vez resuelto el arco de Ryuuko, el grupo productivo no encontró una forma de continuar manteniendo la temática. En Gurren Lagann se resuelve el tema de Simon, pero la naturaleza de ROW ROW FIGHT DA POWA significa que podés progresar simplemente introduciendo amenazas más grandes. En Kill la Kill, el DONT LOSE YOUR WAY es muchísimo más dificil de encauzar fácilmente en una narrativa épica ala TTGL. De hecho, dudo que sea posible. Una vez que Ryuuko pierde su camino, y lo recupera, el show pierde muchísima fuerza y no tiene esa cosita especial que le permita repetir un motivo ad eternum. Ahí es cuando empieza a dar vueltas de un lado para el otro.

Del autocontrol, se pasa a que uno debería sentirse cómodo con la ropa que usa, pero es una transición muy incómoda que no sale del todo bien. Kill la Kill no logra armar una escala progresiva de magnitud. Ojo eh, porque lo hace, pero es completamente vacío. Los mejores momentos en la segunda parte del show son cuando se enfoca en las pelotudeces de los personajes secundarios(el shipping entre Mako y Gamagoori, el tipo ciego recuperando los ojos), y algun plot point que viene arrastrando desde el principio(como la reconciliación Satsuki-Ryuuko). Cuando trata de imitar a Gurren Lagann es cuando más fracasa, porque se siente como si uno estuviera viendo fan fiction. No tiene la esencial y siempre importante convicción de TTGL, porque no hay ideas de las cuales estar convencidos y ahí es que todos los problemas de los que hablé al principio salen a la luz.

Entonces, es una cuestión de temática. No de los valores productivos, no de la música, no de la concha de tu madre. Una serie sobre luchar contra cosas insuperables siempre va a poder armar una narrativa alrededor de explosiones y cosas que se vuelven cada vez más grandes. Una serie sobre el autocontrol muy posiblemente debería tratar de hacer algo distinto.